«Jacques Leonard fue uno de esos seres cuya vida es una aventura permanente, pero que pasan por nuestro lado sin manifestárnoslo. Pertenece ala raza de los que se limitan a vivir por el placerde hacerlo. De no ser por el empeño de sus hijos, que nos ha permitido recuperar un fotógrafo magistral y un ser humano excepcional, hoy Jacques Leonard, el fotógrafo que amó a los gitanos, no existiría para nosotros.»
Fótografo, cineasta, escritor y aventurero, Leonard falleció dejando a su alrededor grandes incógnitas sin resolver, y condenando al olvido durante quince años un legado imprescindible que ha permanecido almacenado en un trastero. Por una serie de circunstancias fortuitas, Jesús Ulled conoció a Santi Leonard, hijo de nuestro personaje, que le hizo llegar un manuscrito que había dejado su padre. Estas pocas páginas autobiográficas tan fascinantes han sido el germen de esta novela, la novela de una vida.