Graciela Iturbide es una gran figura de la fotografía mexicana y de la escena internacional. A partir de 1980 desarrolla una obra muy personal que parece a la vez transcribir una realidad propiamente mexicana y evocar la universalidad de lugares míticos o de tiempos inmemoriales. Explorando los ritos sociales y las tradiciones rurales más complejas, descubre la esencialidad del papel de la mujer en las sociedades tradicionales y se empeña en descifrar los significados y misterios que irrigan toda civilización.