Dos guardias civiles atacados por un emú, una gitana que asegura que las mil bragas robadas con las que la pillaron eran la dote de su nieta, una venerable ancianita con un completo surtido de vibradores atestando su maleta: con estas y otras muchas situaciones —divertidas, curiosas, simpáticas y hasta paranormales— han tenido que enfrentarse los agentes de este cuerpo a lo largo de más de ciento cincuenta años de servicios y patrullas por España.