La corrección política puede ser muy útil para mantener la paz social pero, en el fondo, todos nos morimos por despotricar de todo. Sergio Pazos se atreve con todo (y no deja títere con cabeza) en este desternillante diario en el que página tras página se dedica a diseccionar nuestro día a día sin paños calientes ni concesiones al sentimentalismo. Un libro para reírnos de nosotros mismos y olvidarnos de la hipocresía, al menos durante un rato.