«Las artes están enraizadas de un modo muy maravilloso en la sustancia, en el cuerpo humano, en la piedra, en el pigmento, en la vibración de la cuerda o la presión del viento en las lengüetas. Todo arte y literatura de calidad empiezan en la inmanencia. Pero no se detienen ahí. Y esto significa sencillamente que la empresa y el privilegio de lo estético es activar en presencia iluminada el continuum entre temporalidad y eternidad, entre materia y espíritu, entre el hombre y “el otro”.» He aquí la propuesta del presente estudio, sin duda el libro más significativo de George Steiner.
Presencias reales constituye un implacable análisis de nuestra cultura y de todos aquellos temas con los que no podemos dejar de enfrentarnos: la existencia de Dios, los límites del lenguaje, nuestra incapacidad recurrente para justificar la experiencia estética, la querella entre las palabras y las cosas... Steiner sostiene que las preguntas sobre el arte, sobre el modo en que la poesía, la música o la pintura actúan sobre nosotros, son en última instancia preguntas teológicas, es decir, traspasadas de un anhelo de trascendencia y de una interrogación sobre lo divino, al margen de cualquier credo particular.
Esta arriesgada hipótesis (que implica también un juicio demoledor sobre las teorías literarias hegemónicas de los últimos treinta años) se lleva adelante en un ensayo magníficamente escrito y argumentado, una verdadera fiesta del saber en la que admiramos el brillante ingenio del autor y la asombrosa familiaridad con que se mueve a lo largo y ancho de la cultura occidental.