Año 824. Tres curiosos personajes “hallan” una tumba cuyos restos pertenecen a Santiago Apóstol y crean el Iocus Sancti Jacobi para mayor Gloria de Dios. Dos siglos después, una joven noble, Mabilia, descubre de la mano de un cantero una marca en una piedra que conduce hasta La Inventio, un pergamino en el que se cuenta el “milagroso” hallazgo.