Estructurado como un «almanaque de historias», Benítez Reyes nos ofrece doce relatos, uno por cada mes del año: enero y los falsos magos de Oriente, febrero y las segundas rebajas –comerciales y sentimentales– en una infancia remota, marzo y unos carnavales tardíos, abril y el rumbo imprevisible de las fortunas, mayo y el frustrado examen de química de un lector de tebeos de superhéroes, junio y una noche simbólica de San Juan, julio y un crucero de deriva complicada por el Báltico, agosto y el amor adolescente en los cines, septiembre y una experiencia militar camuflada de experiencia intelectual, un octubre con malos presagios, noviembre y una función geriátrica del Tenorio, diciembre y una inoportuna cena de empresa.
Historias que desplazan su eje al ámbito de la extrañeza intrínseca de la vida, a su lado cómico y sobrecogedor, con su cuota de ridiculez y de prodigio. Un libro portentoso, que une su profunda humanidad a un estilo brillante y perspicaz, de bellísimos hallazgos, que logra cautivar inmediatamente al lector.