INVIERNO DE SYLVIA, EL

Londres, diciembre de 1962: llega al número 23 de Fitzroy Road una mujer rubia y frágil, llevando consigo dos niños pequeños y el peso de un matrimonio fracasado. En apariencia, la suya es una historia común a muchas mujeres que se enfrentan al divorcio, pero Sylvia Plath no es una mujer común, y ese dolor, ese resentimiento, ese odio hondo y enamorado que siente por su marido Ted Hughes le impulsan a escribir sus mejores poemas, que se reunirán en un libro titulado Ariel.
Siguiendo la pauta de estos versos, Kate Moses ha querido contar en El invierno de Sylvia la vida de la gran poeta, y lo ha hecho a través de una novela dura y hermosa, donde desfilan las personas, los momentos y los detalles que marcaron el camino de Sylvia hacia la muerte: el fugaz perfil del joven Ted y su nueva amante, los recuerdos de los primeros días de matrimonio, el olor de la hierba en su antigua casa de Devonshire, el sabor ácido del desespero, los balbuceos de sus hijos y el sonido de la lluvia que ensucia las ventanas del apartamento de Londres. Ahí, en una modesta cocina y con las tazas del desayuno aún sobre la mesa, Sylvia Plath decidió poner punto final a su historia una mañana de febrero de 1963. Aquí, cuarenta años después de su muerte, el magnífico trabajo de Kate Moses nos la devuelve entera, para que la acompañemos en lo que fue el invierno más triste de su vida.

La opinión del editor:
Esta no puede ser una primera novela..., me dije mientras leía las últimas páginas de El invierno de Sylvia. Luego averigüé que Kate Moses había pasado quince años estudiando la obra y la vida de Sylvia Plath antes de ponerse a escribir. El resultado feliz de tanto trabajo es un tex-to emotivo pero austero, donde cada palabra tiene peso y consistencia.