Con el incentivo apropiado pueden hacerse miles de millones de dólares en Shanghái, donde el capitalismo forcejea con el comunismo.
De eso nos habla Pearson en Soborno en Shanghái.
Por supuesto, por «incentivos» se entiende sobornos. Y eso a su vez implica más trabajo para Rutherford Risk, una empresa especializada en seguridad corporativa.
Ahora Rutherford Risk solo cuenta con tres días para liberar a Lu Hao y a Clete Danner, un americano que vigilaba a Lu por cuenta de Rutherford. La cantidad del rescate es insignificante, pero hay mucho en juego. Lu era el encargado de entregar los sobornos que pagaba el Grupo Berthold, una empresa americana que está construyendo en Shanghái la torre Xuan, el edificio más alto del mundo.
Los sospechosos son muchos, sobre todo teniendo en cuenta que existen empresarios como Yang Cheng, resentidos por el éxito de la compañía americana. Puesto que la investigación privada está prohibida en China, Rutherford Risk contrata a John Knox y a Grace Chu, una china con educación estadounidense, veterana del departamento de inteligencia militar.
La narrativa de Pearson atrapa al lector a través de cientos de páginas de incesante acción plagada de violencia, traiciones y oscuros personajes.
Pero el protagonista más misterioso es la propia China, una economía de mercado donde todo es posible.