Carey Browne conoce a Ben en un viaje a EE.UU. El flechazo es instantáneo, y dos días más tarde se casan en Las Vegas. Cuando vuelven a Dublín, la vida cotidiana se encarga de poner obstáculos en su camino: por un lado, ambos tenían relaciones previas que no acababan de estar cerradas; por otro, la familia tiene miedo de que hayan cometido un gran error.